El asno africano (Equus africanus) es una especie de équido que está en grave peligro de extinción. Los asnos salvajes africanos están adaptados para vivir en los desiertos y semidesiertos. Tienen sistemas digestivos muy resistentes que les permiten digerir la vegetación desértica y extraer eficazmente agua de ella. Pueden mantenerse sin beber agua bastante tiempo. Sus largas orejas les proporcionan un excelente sentido del oido y además le permiten disipar su calor corporal. Debido a la escasez de vegetación de su entorno los asnos salvajes viven bastante separados unos de otros (excepto las madres y sus crías), a diferencia de los caballos salvajes que viven en manadas con fuertes lazos de unión. Pueden emitir sonidos muy altos, que pueden oírse a más de 3 km, lo que les puede ayudar a mantenerse en contacto en los amplios espacios abiertos de los desiertos. Los asnos salvajes se muestran activos principalmente durante las horas más frescas, las primera de la mañana y el atardecer, el resto del día se refugian en la sombra. Son veloces y se mueven con paso seguro en su duro y rocoso hábitat, llegando a los 50 km/h. Los machos adultos defienden sus grandes territorios, de unos 23 km², marcándolos con cúmulos de excrementos, que resultan marcadores olfativos eficaces en terrenos planos y monótonos.
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